Helios (ID)

Con unos 1.98 de altura Helios es un hombre completamente formado con todo el sentido de la palabra, su cuerpo esta perfectamente trabajado, llevando varios tatuajes en sus hombros y extensión de sus brazos respectivos a su zona divinal, en el pecho lleva un gran sol el cual se ilumina al usar su poder en el que sus ojos se iluminan al igual que su boca al abrirlos completamente para cegar a sus victimas, ojos de un color azul intenso celeste quizá cuando desea claro esta que los demás los vean ya que siempre suele demostrar un color natural parecido al mar solo a las personas que no le causan ningún tipo de interés, cabello corto y de color marrón claro, levemente ondulado completamente suave al tacto, piel pálida cual marfil resaltando el hecho de que es un hombre que debería tenerle algo mas oscura por el calor que emana. Cuando lleva su armadura, su cuerpo se ve completamente estilizado y lleno del vigor de la juventud, sus armas suelen ser tan brillantes al igual de brillantes que a la par hace el juego completo.

Compleja, manipuladora, dopada de tanta inteligencia y belleza que se podría creer que el hombre a simple vista es un completo filosofo, su vocabulario no es complejo pero si lleva en el bastante carácter como para hacer a las personas reflexionar o molestar bien sea el caso, posee tantos hobbies como mañas por así decirlo, le encanta dominar sobre los demás sabiendo que ello es una de las cosas que molesta a los demás cuando no saben con quien hablan realmente. No es alguien abierto, le cuesta de cierto modo entablar conversaciones hasta que llega a conocer y presidir el futuro de los demás a simple vista, odia el comportamiento infantil y ante nada la inmadurez, no es alguien tolerable posee paciencia pero no es del todo convincente ya que es de mientes cambiantes.
Helios es un ser que controla lo que es suyo y no permite que nadie entre si no es de su circulo de amistades, es egoísta y completamente egocéntrico cuando a sus formas de luchar se refieren, muchas veces se le suele ver usar su carro solar para surcar los cielos en vez de usar sus alas. La razón de aquello es la siguiente: Sus alas nunca fueron lo suficientemente grandes para elevarse por los cielos hasta que Mors le dio el alma de Uriel y sus alas crecieron de una forma tan considerable que al usarlas, Mors se oculto por sus rayos brillantes, se podría decir que son unas armas de ultimo recurso por lo brillantes y hermosas que son.

Se dice que todo comenzó siendo una profecía, que desde los altos dioses yo seria el culpable y marcado como impuro al tener que llevar tal carga encima de una deidad no correspondiente a mi grado. Mi vida comenzó de forma prematura al ser enviado por el padre de todos a la tierra por la ira de su esposa, era hijo del Sol y para mi alimentación solía enviar diariamente una loba parida de 10 crías a lamer mi piel y posibles heridas, mientras que la ambrosía era rociada por mi cuerpo para que cualquier desecho humano no me ensuciara y mantuviera perfumado de rosas y plantas aromáticas. Fue poco después de que la gran ciudad de Troya cayera que un hombre de ropaje extranjero entro a mi hogar y me acogió como uno de los suyos, Se ocupo de entrenarme sin irrespetar en ningún momento mi cultura y decía llamarse Mors. Me desarrolle en un mundo lleno de muertes y guerras, siendo uno mas de las tropas griegas hasta la edad Romana donde fui la mano derecha de Julio Cesar. Pero Mors al haberse encariñado por así decirlo conmigo, un día llamo a sus aposentos y dijo que para ser aceptados en los cielos donde reinaba su hermano, debía de ser alguien puro por lo que cuando el Serafín Uriel, cayó en una de sus batallas protegiendo a los suyos le arrebato su alma e introdujo en el cuerpo del menor, dejándolo durante 1 año entero en Grecia inmovilizado para que se adaptara a sus nuevos dotes ocultos de la vista de sus dos hermanos. Al pasar el año lentamente, tortuosa a decir verdad, siendo venerado como todo un Dios, Helios decidió partir a los cielos gracias al alma que llevaba ahora compartida con la suya para encomendarse como el capitán y supremo mando de las tropas de los Serafines, aunque por mas que dudaban de su fuerza y valentía, le ponían a prueba y cuando se encontraba muy cerca de la muerte, Mors le estiraba su mano y daba aliento para seguir adelante. Viviendo ahora con los demás Serafines en los cielos, comandando las tropas y ejercitándolos lo mejor que puede para cada misión y orden de su señor.