Reformatorio Norheim [Confirmación de cambio de botón]

 Año 1945. Afueras de Norheim, Alemania.


-Doctor, debe darse prisa. Doctor.
-Sólo un poco más, ya casi lo tengo...

El nervioso soldado vacilaba ante la insistencia del diplomado.

-Doctor, el techo se va a derrumbar, debe salir de aquí cuanto antes.
-¡No tienes ni idea de lo que es esto, muchacho! Las vidas de muchas personas están en juego, la victoria o la derrota depende de estos papeles -los gritos resonaban por toda la estancia, haciéndolos parecer mucho más intimidantes de lo que realmente eran.
-Pero, doctor...
-¡Si tanto miedo tienes lárgate tú solo! Pero yo me quedaré aquí.

De nuevo, el joven dudó. Aquel viejo no se dejaba domar por cualquiera, a pesar de que hubiera recibido órdenes directas para salvar al hombre, no era capaz ni de levantarlo de su asiento. Un fuerte temblor hizo que muchos objetos que se encontraban sobre las mesas cayeran al suelo, provocando un estruendo de cristales rotos.
No mucho después, un hombre alto y rubio vestido con un uniforme del mismo color que el del soldado, es decir, verde, apareció por la puerta blindada. La diferencia con el más joven era abismal, a este hombre se le veía mucho más rudo, fuerte y serio que al otro, además de que en su uniforme podían verse distintas medallas de muchos tipos.

-Soldado, ¿a qué está esperando?
-General Mayor... Yo, bueno, el doctor se niega a venir conmigo...
-Las órdenes fueron claras: "Saque de ahí al doctor, cueste lo que cueste". No le veo cumpliendo con su deber. Será sancionado en cuanto salgamos de este agujero.
-Sí, mi General Mayor.

Sus palabras fueron concisas. Nadie podía llevarle la contraria.

-Y usted se viene conmigo, doctor.
-¡No! ¡Aún no puedo irme!
-Volverá a investigarlo todo de nuevo y si no salimos ahora nunca podrá hacerlo.
-¡Suélteme, Schmidt! ¡No! ¡No puedo dejarlo todo aquí!

Pero los fuertes brazos del General Mayor ya habían cogido al doctor, impidiéndole seguir tomando notas como llevaba ya unas horas haciendo. Un nuevo temblor, mucho más fuerte, azotó el techo, haciendo que el joven soldado perdiera el equilibrio y cayera al suelo, muerto de vergüenza.

-Debemos darnos prisa, el bombardeo es cada vez más frecuente.

Caminaron y salieron por la puerta blindada, cerrándola tras de sí con llave, pero no pudieron avanzar mucho más. La última sacudida fue la más fuerte y, tal y como los tres presentes estaban teniendo, el techo se agitó de forma peligrosa; apenas pudieron gritar antes de que éste se desmoronara completamente sobre ellos.

***

Hallaron los cadáveres días más tarde.

No fueron los alemanes quienes los encontraron, sino los estadounidenses. Fuera lo que fuese lo que el doctor intentaba proteger, los Aliados decidieron dejarlo atrás y obstruir los pasadizos que llevaban al laboratorio, aunque no sabían que esto último existía.

Por otro lado, el General Mayor Schmidt había dejado descendencia que, años más tarde, tomaría el control de la futura organización.


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35 años más tarde. (1980)


-Mi padre dio su vida por la patria y por el Führer, y yo seguiré sus pasos con vosotros a mi lado. Me enorgullece levantarme como uno de los fundadores de esta nueva organización dedicada a la instauración de un nuevo partido nacionalsocialista.

Los vítores y aplausos resonaron en la estancia como si no hubiera un mañana, mostrando la aprobación de todos los que se encontraban en su interior.

-Seguiremos lo que nuestros predecesores no pudieron continuar, recuperaremos la clave para la victoria y nuestros hijos, después de nosotros, se alzarán con el poder supremo.


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Enero de 2014.


Los preparativos han terminado.

Después de años de duro trabajo y esfuerzo, al fin pueden empezar con la recuperación de los archivos escritos por el antiguo doctor. Deben hacerlo de forma encubierta, ese es el motivo por el cual sobre los aún tapiados pasadizos se ha llevado a cabo la construcción de un reformatorio para jóvenes problemáticos.

La idea es simple: el joven Schmidt, nieto del legendario General Mayor, se hará cargo del reformatorio como método de distracción mientras la Organización, poco a poco, se abre paso entre las olvidadas galerías.